Cada cierto tiempo en la vida uno debe
hacer un balance de lo realizado, sobre todo en aquellos momentos en
que parece cerrarse un ciclo vital. Con motivo del reciente
“conflicto” universitario la FAPUV jugó un papel que a mi
entender y el de muchos con quienes he hablado, deja muy mal parado a
este organismo gremial.
La FAPUV, otrora flamante y combativa
Federación de Profesores Universitarios de Venezuela, se planteó
una doble agenda con motivo de la situación generada por la
discusión del primer contrato colectivo de los trabajadores
universitarios (profesores, empleados y obreros) que adelantan las
federaciones sindicales; una agenda política y una agenda gremial.
La agenda política consistía, una vez más, en tratar de acabar, a
como diera lugar, con el proceso Bolivariano que se vive en
Venezuela, para lo cual la FAPUV jugó todas sus cartas a la
alternativa derrotada de Capriles, mientras se convertía en una
sucursal venida a menos del Partido Primero Justicia, que al fin y al
cabo es el que maneja a su antojo la llamada “Mesa de la Unidad”.
Tal agenda resultó en un completo fracaso, no solo a nivel nacional
donde con el paso de los días la figura de Maduro como Presidente de
la República se consolidó fuertemente, sino a nivel internacional
donde el errado manejo de las relaciones por parte del turismo
político que se desató en la oposición, terminó por favorecer
notablemente al gobierno electo recibiendo un sólido apoyo
internacional, en algunos casos, sorpresivo.
Pero donde el descalabro fue aun mayor
es a nivel de lo gremial; la agenda gremial mantenida en un segundo
plano de interés por parte de la dirigencia de FAPUV, marca hoy en
día el principio del fin de esta federación. Sin capacidad de
convocatoria, violentando incluso decisiones de la base como en el
caso emblemático de la UCV, se empeñó en convocar un paro que ha
puesto en jaque a los propios intereses de la burguesía venezolana y
donde los únicos afectados son los estudiantes. Mientras las
llamadas “universidades del gobierno” siguen funcionando y
graduando profesionales para la revolución, las “universidades de
la oposición” continúan paralizadas algunas y con retrasos
considerables otras, con la complicidad de los activista políticos
que se mueven a nivel de la dirigencia estudiantil. Es necesario
aclarar que esta taxonomía de universidades del gobierno y de la
oposición, no es de mi autoría sino de la propia FAPUV. En medio
del desconcierto y la soledad, los dirigentes gremiales siguen
hablando de las “Normas de Homologación” decreto unilateral
lanzado por el gobierno de Luis Herrera, que por ser
pre-constitucional e ir en contra de varios preceptos contenidos
tanto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
como en la Ley Orgánica del Trabajo, ya no tienen vigencia (ver
fallos del Tribunal Supremo de Justicia) y han sido sustituidas por
instrumentos progresivos, como la nueva Contratación Colectiva.
Recurrir a esta obsoleta figura que solo cobijaba a los profesores
universitarios, introduce además un elemento divisionista que resta
poder a la fuerza laboral que discute la contratación colectiva.
Para colmo de males, una vez conocido el aumento salarial logrado por
los sindicatos, que en promedio supera el 100% , la FAPUV en lugar de
guardar un aconsejable silencio estratégico, sale a declarar que no
levantará el paro hasta que el gobierno no les sonría, mal poniendo
así a los universitarios ante una opinión pública que no acaba de
entender como se puede ser tan irresponsable, cuando se trata del
futuro de miles de jóvenes estudiantes. Cabe la pregunta; ¿y ahora
quien querrá ayudarnos cuando el gobierno suspenda los sueldos y
salarios de la universidades por su negativa a trabajar? . Balance...
negativo.
Rogelio Perez Profesor Jubilado UCV
Rogelio Perez Profesor Jubilado UCV
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